Es de noche.
El crepúsculo se ha escondido en segundos
como huyendo de algo misterioso
llevándose consigo su gran manto dorado.
Es de noche.
Palpitan azules los astros en lo alto
y una estrella fugaz pasa cercana
como si se dejara acariciar por mi mano.
A la luz de un candil,
con un trago de ron y un cigarrillo
mi pluma se desliza en un papel
y nacen estos versos.
Las casitas, lejanas, han quedado en penumbra.
Ya no llegan las voces de otros barcos
y puedo oir el silencio
entre el rumor del agua.
Es de noche.
La luz blanca del faro centellea incansable
como un halo de vida en lontananza
porque ya ni la luna sobrevive
a esta noche de cálido verano.
Parece que el mundo esté dormido
mientras mi soledad y yo lo contemplamos.
Es de noche.
La llama del candil se está extinguiendo
igual que mis nostalgias ya se apagan.
El balanceo del barco me adormece
y sueño que esta noche serena
fuera escenario inmenso de un amor imposible
Es de noche,
pero en el horizonte asoma un resplandor...
Está llegando el alba.
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